Cómo llegó el caucho a Oriente.
En un artículo del blog anterior expliqué cómo se descubrió el caucho en el siglo XVI y cómo apareció la goma por pura casualidad. Al final del mismo preguntaba por qué la mayoría de productores se encuentran en el sudeste asiático, cuando el “arbol que llora” fue descubierto en Sudamérica. Sabes cómo llegó el caucho a Oriente?
Los “barones del caucho”.
En el mencionado artículo señalé que el descubrimiento de Charles N. Goodyear cambiaría el mundo. A mitad del siglo XIX se desconocía la naturaleza del proceso de la vulcanización del caucho. No fue hasta 80 años más tarde que se aclaró cómo se forman los polímeros a partir del calor y el azufre y la goma empezó a utilizarse con fines industriales.

Así pues, fue en el territorio originario del “árbol que lloraba” donde apareció una industria del caucho muy próspera. Brasil se convirtió en el principal exportador durante la década de 1860-70. Como la alta demanda sobrepasaba la capacidad productiva de la Amazonia, el precio del caucho se disparó. En el puerto fluvial de Manaos apareció la figura de los llamados “barones del caucho”, que amasaron grandes fortunas. Fortunas labradas a costa de esclavizar a los indígenas y provocar un genocidio del que pocas fuentes hablan.

Hay fuentes que narran y describen la opulencia en la que vivían estos “barones del caucho” y su lucha por mantener el monopolio.
Con nocturnidad y alevosía.
Todo el mundo quería entrar en el lucrativo negocio del caucho. Para evitarlo, se castigaba con la pena de muerte a quien exportara semillas de su árbol.
A pesar del riesgo que entrañaba, un joven inglés llamado Henry Wickham aprovechó la oscuridad de una noche del 1876 para embarcar miles de semillas de contrabando dirección a Europa.

Cuando estas semillas germinaron, los plantones fueron llevados a Ceilán, isla perteneciente al imperio británico. Allí recibieron los cuidados necesarios para desplegar una amplia red de cultivos que dieron sus frutos una década más tarde, terminando así con el monopolio brasileño.

Conclusión.
La historia de cómo se pasó del caucho a la goma y cómo llegó el caucho a Oriente nos enseña una vez más que nada es para siempre, ni siquiera los monopolios. Por este motivo, hay que mantener y potenciar la mentalidad innovadora y buscar nuevas soluciones constantemente.